Las relaciones inteligentes de los líderes efectivos
El mundo emocional se viene estudiando con gran profundidad a tal punto que se ha diferenciado y especializado para cada entorno específico. Las investigaciones del mundo organizacional se han abierto de manera muy efectiva a investigar y aplicar los temas emcocionales en le ámbito empresarial. Es claro que teniendo un nivel similar de herramientas cognocitivas y experiencias similares enriquecedoras, la diferencia en la efectividad de los líderes organizacionales, está plasmada en el manejo que hacen de su mundo emocional, la manera como aplican su Inteligencia Emocional
Elaborado por María Fernanda González
Psicóloga Consultora EFICIENTE-MENTE.
Las personas al entrar al mundo laboral se ven expuestas a toda clase de líderes. Algunos de estas figuras de autoridad, están centrados solamente en los resultados, otros en el proceso. Sus características de personalidad pueden variar diametralmente de uno a otro y esto plasma un modo de liderazgo en particular.
En el mundo laboral a los adultos nos pasa con el trabajo, lo mismo que a los niños en la etapa escolar. Gran parte de las horas activas del día las vivimos en el ambiente de trabajo, al igual que los niños lo hacen en su colegio. Siguiendo este ejemplo, nos podemos remitir a las experiencias escolares como algo especialmente significativo en la vida cotidiana, donde el manejo que hacían los profesores, por un lado, podían generar un apoyo constructivo que proporcionaba seguridad para tomar la iniciativa de ir más allá, o por el contrario, mantenerse en un mundo excesivo de exigencia, que más que un sano aprendizaje, se convertían en momentos de tensión y angustia.
En el contexto laboral igualmente podemos encontrar dos clases de jefes o figuras de autoridad: aquellos que nos proporcionan el apoyo para ser creativos y los cuales tienen la habilidad para ser el adecuado soporte para tomar los retos adecuados, es decir aquellos que se convierten en figuras de referencia o por el contrario, el jefe característicamente distante cuya exigencia, más que aprendizaje, crea una fuerte dosis de stress y angustia, en cuyo grupo definitivamente no queremos estar.
Cuando tenemos la oportunidad de tener un jefe con una buena dosis de inteligencia emocional, estamos en un ambiente constructivo y seguro. Es claro que este tipo de inteligencia, logra facilitar que los momentos de crisis no se estimulen de manera excesiva el stress y el clima de trabajo no se contamine con toxinas emocionales que impiden el buen funcionamiento. Jefes que son capaces de dar soporte y en cierta medida, tener la capacidad de recoger las señales emocionales de sus funcionarios, facilita la creación de una relación de soporte, característica de las relaciones de autoridad y liderazgo constructivo. Los líderes que promueven los sentimientos de seguridad y estabilidad, estimulan a sus empleados a ser más proactivos y a plantearse retos que facilitan el cambio. Más aún, cuando se presentan las dificultades, estas pueden ser interpretadas como momentos de aprendizaje y no como amenazas a su estabilidad.
Por otro lado, los líderes que no son capaces de ser una base sólida, son como aquellos padres que no son capaces de contener los momentos de crisis de los hijos. El jefe que solo se basa en la exigencia desmedida, que no tiene capacidad de hacer feedback basado en las fortalezas, sino más bien en las debilidades, termina generando un ambiente de descontento, ansiedad y presión en el cual se genera la dinámica de “sálvese quien pueda”. En este tipo de ambientes es imposible crear y mantener una dinámica de cooperación característica de los grupos eficientes.
Tenga presente que el cerebro del ser humano está “cableado” para crear relaciones productivas y redes sociales que le permitan avanzar con la seguridad de una figura que los acoja y guíe en el proceso, no con una persona que solo exija y genere una dosis adicional de angustia. Jefes estresados o agresivos con poco conocimiento y regulación de su mundo emocional, generan dinámicas de trabajo en las que prima el stress y la tensión que son los principales elementos de la ineficiencia o de una supuesta efectividad a un costo de quemar y saturar el recurso humano.
Si ocupa posiciones de liderazgo o está interesado en ascender a ellas, reflexione sobre estas preguntas:
Tengo claridad en el conocimiento y manejo de mi mundo emocional?
Estoy en capacidad de reconocer y manejar las presiones emocionales características de la posición que desempeño?
Tengo claridad para diferenciar mis habilidades emocionales de las de las personas a mi cargo?
Me siento capaz de ser soporte de mis funcionarios en situaciones de crisis?
Estoy capacitado para proporcionar una adecuado feedback?
No me dejo contagiar por el ambiente de crisis que puede primar en las líneas de autoridad superior?
Tengo la habilidad de ser resilente y generar ganancias de los momentos de crisis?