Manejando y/o conviviendo con las relaciones Tóxicas

Las relaciones interpersonales son una de las grandes ganancias de nuestro ser social. Estas son tan poderosas que no somos capaces de sobrevivir si no estamos en contacto con los demás. De hecho nuestro cerebro viene programado con ciertas conductas sociales como por ejemplo la sonrisa, esta la empieza a mostrar el recién nacido para entrar en contacto con su cuidador, sin ningún tipo de aprendizaje previo; el recién nacido empieza a seguir con la mirada a los padres como un signo de estar en contacto con ellos. Estos primeros programas de tipo social, son la base para seguir desarrollando nuestras habilidades sociales y emocionales de manera que podamos salir adelante en este universo interactivo. Las relaciones interpersonales son tan imprescindibles, que estudios de la Universidad de Harvard, han encontrado que no tenerlas, es tan nocivo para la salud como ser un fumador activo.

Es claro que en esta necesidad de estar en contacto, también podemos llegar a entablar relaciones con personas inestables y debilitadas emocionalmente. Relaciones de este tipo pueden convertirse en interacciones de patrón tóxico, que más que aportar a nuestro patrimonio emocional, lo terminan debilitando y agotando; es más se puede llegar a convertir en un permanente drenaje emocional. La gran mayoría de las personas han pasado por estas experiencias, en la cual se interactúa con alguien y al poco tiempo se empieza a sentir agotamiento físico y posteriormente emocional, este puede llegar a ser el primer síntoma de estar en medio de una relación de toxicidad. Una segunda alarma puede ser la tendencia a querer evitar a toda costa encontrarse con esa persona y posteriormente sentir desagrado y/o angustia solo con el hecho de pensar en ella.

Algunos podrían decir que la mejor manera de manejarlo es decidir no estar en contacto con esa persona. Sin embargo, hay algunas relaciones que se pueden controlar con respecto a que las puedo evitar y otras que no. A veces podemos estar expuestos a relaciones tóxicas  con algún miembro cercano de la familia como un hermano o la suegra, que más que evitarla, la mejor opción es aprenderla a manejar. En el trabajo podemos estar expuestos a jefes tóxicos que pueden ser inevitables o aquel vecino de apartamento que a toda hora está criticando y poniendo problema por todo.

Si está en algún tipo de relación tóxica es necesario tomar en cuenta los siguientes puntos:

Sea realista y acepte que está interactuando con una persona difícil, pretender hacerse el loco o negar esta situación, lo único que lo va a llevar es a un mayor desgaste emocional. Es preferible pensar en alternativas para alivianar la toxicidad o buscar estrategias que lo fortalezcan para no sentirse tan afectado. Piense que la dificultad para manejarla no radica en su habilidad emocional, sino más bien en lo complejo que es la otra persona.

 

Las personas tóxicas son incapaces de reflexionar sobre sus propios manejos inadecuados, más bien se vuelven muy hábiles en culpabilizar a los otros de sus imbalances. Es necesario que cada persona se haga cargo de sus responsabilidades emocionales. Nunca se deje culpabilizar por la toxicidad del otro.

 

Mantenga los límites claros sobre todo en estas relaciones. Es importante decirle al otro la verdad sin emitir juicios de valor, se puede por ejemplo afirmar: Cuando estamos juntos me siento estresada y esto no aporta a nuestra relación o cada vez que vamos a tomar una decisión mostramos diferencias tan sustanciales que no logramos ponernos de acuerdo.

 

Cuando tenga que estar en contacto con esas personas, utilice estrategias de relajación para poder hablar con estas para no dejarse inundar por la angustia o  la rabia. Centrarse en la respiración y hacerlo de manera calmada, hablar más lentamente también ayuda que nuestro cerebro emocional no se sienta amenazado. Sentir que estamos en alarma o peligro, no nos ayuda a pensar sobre diferentes alternativas para un mejor manejo de esta toxicidad.

 

Haga el mejor uso de su habilidad para ser amable con el otro. Estimular confrontaciones con estas personas, más que solucionar el problema, lo único que se genera es un incremento de la toxicidad.

 

Hay que tener en cuenta que en los temas de alta complejidad emocional, es primordial desarrollar la capacidad de auto-regulación. Regular de manera efectiva las emociones son el primer paso para decidir que hacer y asumir manejos que sean constructivos en vez de destructivos. Si nos dejamos llevar por la manipulación emocional del otro, quedamos a merced de los manejos inadecuados que hace la otra persona.