Como decir NO y establecer limites

Saber que nosotros los humanos somos seres eminentemente sociales, nos puede llevar a la creencia equivocada de que siempre debemos ser los más amables y queridos, sin embargo pagando la mayoría de las veces un alto precio, es decir, a costa de nuestros propios sentimientos y necesidades. Este tipo de comportamiento lo hacemos con el fin de recibir amor o ser catalogados como los más apreciados.  El síntoma más característico de que estamos inmersos en ese patrón, es cuando nos preguntamos sobre el porque nos sentimos amargados, después de darle gusto a las personas que tenemos cerca.

Examinar esta situación nos lleva a entender que darle gusto a todos y en todo, es un objetivo imposible de cumplir y además nos lleva a una carga de stress que puede ser insostenible. Pretender darle gusto a todos con el fin de obtener algún beneficio solo nos lleva a sentir descontento y rabia, y lo peor, es que terminamos imposibilitados para crear limites sanos en lo personal y/o en lo profesional. De manera equivocada tenemos la intención de evitar el conflicto, tratando de que todo el mundo esté contento y en el trabajo esperando complacer a los demás para cuidar el clima del equipo o de la organización y al final nuestra intención va a ser ensombrecida por descontento y aburrimiento.

Poner las cosas en perspectiva, sobre todo aquellas que son difíciles de manejar, requiere de definir de manera clara cuales son las necesidades propias y las necesidades de las demás personas, solo de esta manera se logra crear un patrón de interacción en el cual ambos ganan. Pretender negar las necesidades propias y centrarse solo en las demás, es lo que motiva sentimientos de descontento, resentimiento y rabia; es terminar sobrepasando nuestro propios límites dejando a un lado las propias necesidades para darle gusto a las de la otra parte, sin ningún tipo de evaluación. Para establecer límites ganadores y constructivos es importante hacer una autoreflexión sobre las dificultades que se están experimentando de manera compasiva consigo mismo y escuchar las necesidades profundas del otro para crear beneficio mutuo.

Cuando no ponemos los límites adecuados y no aprendemos a decir NO:

  1. Decimos a todo que SI, cuando en el fondo nos damos cuenta que preferimos decir NO.
  2. Desplazamos nuestras prioridades para darle salida a las prioridades ajenas sin importar lo que sentimos.
  3. Estamos tan centrados en el otro que no sacamos tiempo para oír nuestras propias necesidades y perdemos el foco.
  4. Dedicamos tanto tiempo en complacer a los demás que sacrificamos nuestras necesidades físicas como tiempo para relajarnos, hacer ejercicio o dormir lo suficiente.
  5. En el trabajo podemos volvernos tan complacientes con los demás, que no logramos dedicar el tiempo suficiente para nuestras propias responsabilidades laborales.
  6. Nos exponemos a cuidar tan equivocadamente al otro, que no nos permitimos expresar lo que realmente estamos sintiendo o necesitamos aclarar.
  7. Podemos llegar al punto de vernos expuestos a situaciones abusivas con tal de no incomodar al otro.

Cuando no ponemos los límites adecuados, el sentimiento más común que se puede experimentar es la rabia. Lo más negativo de este sentimiento, no es la rabia como tal, sino que esta se queda atascada en nosotros mismos volviéndose una emoción tóxica. Sentir que los demás traspasan mi espacio o no toman en cuenta mis necesidades,  estimula el sentimiento de ser amenazados y esto puede experimentarse de manera consciente o inconscientemente. Nuestra realidad corporal hace que al sentirnos amenazados, se disparen todos los mecanismos fisiológicos que nos preparan para atacar o huir. A nivel físico nuestro cuerpo genera toda una clase de cambios como el incremento de nuestra frecuencia cardiaca, aumento de la presión sanguínea y flujo de cortisol, esta última llamada la hormona del stress. Estas alarmas fisiológicas, cuando se vuelven muy constantes, deterioran enormemente la salud tanto física como emocional.

Cinco pasos para manejar límites constructivos

  1. Sea consciente de lo que siente cuando sus límites han sido traspasados, conozca y acepte lo que le dice su cuerpo a través de las sensaciones físicas.
  2. Sea compasivo con lo que siente y no se juzgue por experimentarlo, estas son señales de alarma que usted puede aprender a conocer y manejar sin tener que reaccionar impulsivamente.
  3. Pregúntese que le está mostrando esta situación de límites y que puede aprender de esto. Hacer preguntas reflexivas genera información y estimula sensación de calma.
  4. Verbalice de manera positiva lo que quiere delimitar como por ejemplo «Aprecio que me quieras proteger, sin embargo quisiera hacer esto sola» , «Se que trabajamos muy bien en equipo y quisiera proponerte una manera diferente de integrarnos», «Se que estamos en una agenda muy apretada y aprecio tu cumplimiento y me gustaría proponerte…»  Aprender a observar la perspectiva del otro y la suya propia facilita crear un gana-gana.
  5. Si en algún momento no se llega a un acuerdo, acéptelo y pase la página con el fin de no quedar atascado en el evento; lo más importante es que usted pudo hacer su reflexión y logró verbalizar sus necesidades de manera clara y constructiva.

Establecer límites y generar procesos de reflexión ayudan a que el bienestar suyo y de las personas que la rodean se incremente de manera constructiva!