Inteligencia Emocional y Bienestar Emocional

Es interesante ver como el concepto de Inteligencia Emocional ha generado una innumerable serie de estudios, libros y seminarios alrededor del mundo. Este concepto es de gran relevancia para la vida del ser humano, pues somos los únicos seres vivos que la poseemos y además contamos con la capacidad para desarrollarla a lo largo de la vida.

Si tomamos en cuenta como definición básica de Inteligencia Emocional aquellas habilidades individuales para percibir, entender, regular y usar las emociones propias y las de los demás, lograremos asumir que el éxito de nuestro mundo emocional depende de que tanto hallamos trabajado para desarrollarla. Es claro que la inteligencia emocional nos hace entender que podemos escoger como queremos sentirnos, dependiendo de las decisiones y uso de las habilidades emocionales. La manera como logramos cambiar nuestro foco de atención y la facilidad para modular aquellas emociones que no nos llevan a conductas constructivas, es nuestra principal responsabilidad; no podemos delegar esta responsabilidad a otros y es mejor no hacerlo por el bien de ambas partes!!

Según Emiliya Zhivotovskaya co- fundadora del Flourishing Center en New York, la Inteligencia Emocional la podemos entender como el modelo de las 3 Ns, es decir, nos permite Notar, Nombrar y Navegar en las emociones. Cuando hablamos de notar o percibir, debemos ser conscientes de lo que estamos sintiendo, en nuestro cuerpo y nuestra mente, para esto debemos pausar y respirar por un momento, pues si nuestra mente está demasiado congestionada no lograremos percibir con claridad. El siguiente paso es darle nombre a las sensaciones que se experimentan, lo que significa ponerle nombre a la emoción, en otras palabras saber que lo que experimento es rabia y no tristeza, por ejemplo. Y por último, Navegar y profundizar para entender y tomar acción con lo que estamos sintiendo. Las personas que actúan impulsivamente, son aquellas que no son conscientes de lo que sienten y por lo tanto no pueden decidir que acciones constructivas pueden tomar.

En la vida diaria es imposible controlar todas las situaciones difíciles, de tal manera que no tengamos sobresaltos o desbalance emocional; sin embargo, lo que si está en nuestras manos es la manera como reaccionamos a esos estímulos. Una inteligencia emociona desarrollada nos permite entender cual es la manera más efectiva para actuar e igualmente para entender las reacciones emocionales de las personas que están en nuestro entorno.

Hacer uso de nuestra inteligencia emocional nos permite  igualmente aportar a nuestro bienestar emocional, a través de no solo de modular aquellas emociones que no son útiles para un momento específico, sino también nos permite fortalecer aquellas emociones que son constructivas y que estimulan sensaciones de agrado, felicidad y/o relajación. El ritmo de vida al que nos hemos venido acostumbrando nos impide usar la capacidad para disfrutar y reforzar las sensaciones positivas. Darnos el espacio para recordar los momentos agradables de la vida, disfrutar los éxitos y logros profesionales y laborales y porque no, fortalecer aquellas experiencias compartidas con la familia y los amigos que hacen que nuestro patrimonio emocional se engrandezca. Tenemos la capacidad para invertir el tiempo en recuerdos dolorosos o más bien, para hacer cambios y darnos espacios de inversión en recuerdos positivos.

Cuando hablamos de construir un patrimonio emocional es como aquella cuenta de ahorros en la cual hacemos depósitos con alguna regularidad y hacemos retiros grandes o pequeños dependiendo de las necesidades financieras; entre más rendimientos económicos tengamos, vamos a experimentar tranquilidad económica. De igual forma lo podemos hacer con el patrimonio emocional, este recurso lo construimos de dos formas: generando experiencias que nos estimulen emociones positivas nuevas o fortaleciendo y disfrutando momentos especiales de emociones placenteras pasadas. Entre más reforcemos este patrimonio, mejor salud emocional y física vamos a tener. Por otro lado, si tenemos que enfrentar una crisis de vida, vamos a tener una solidez emocional que nos va a facilitar el superarla.

Usemos todas las posibilidades grandes o pequeñas que nos aporta la vida, para usar nuestra inteligencia emocional y de esta manera lograremos reforzar nuestro bienestar emocional.