Crecimiento personal y divorcio

En la actualidad tenemos la oportunidad de romper con los estereotipos del pasado, en especial con respecto a las relaciones interpersonales. Hoy más que nunca podemos decidir qué tipo de relación queremos vivir.

Las parejas son conformadas por personas que con anterioridad han venido desarrollando su proceso de crecimiento, de tal manera que quieren tomar decisiones acerca de como satisfacer sus necesidades afectivas, ponen en juego sus expectativas frente a como construir su propia intimidad y manejar sus proyectos personales y profesionales. Sin embargo, ¿qué sucede con las estadísticas frente al aumento de las separaciones y divorcio?

Esta paradoja actual no es fácil de entender: ¿Que pasa con las parejas que tienen mayor libertad para crear su propio estilo de relación y se siguen separando? Latinoamérica es una de las zonas con menor taza de separaciones, sin embargo, las cifras no dejan de crecer. En Colombia, en el periodo de enero a mayo del 2015, el porcentaje de divorcio aumentó en un  11.22% con respecto al mismo periodo del año anterior.

La clave está en la inteligencia emocional, o más bien, en la falta de ella. No conocemos nuestras emociones por lo tanto no sabemos qué hacer con ellas. Es ahí donde fracasamos.

Lo primero que tenemos que entender es que la dicotomía entre razón y emoción está más que mandada a recoger. Solo el adecuado balance entre estos dos grandes recursos es lo que nos permite tomar decisiones acertadas, sacar adelante los proyectos y convertirnos en personas equilibradas, lo que abona indudablemente a una relación constructiva y enriquecida de pareja. Sin embargo, construir un excelente balance nos implica explorar con gran detenimiento nuestro mundo emocional.

Ser dueños de nuestro mundo emocional es tener el control de nuestra propia existencia y uno de los mejores modelos para conocerlo es la Inteligencia Emocional. Integrar este modelo a la relación de pareja es una estrategia exitosa para fortalecer esta relación que tanto nutre nuestra existencia emocional. Conocer las propias emociones y el impacto que generamos en nuestra pareja, nos permite usarlas para poder coordinarlas y lograr crecimiento individual y de pareja. Así podremos sacar adelante los retos y sueños conjuntos y potenciar los beneficios de la convivencia. Entender y sentir lo que pasa con nuestro cónyuge nos ayuda a estar conectado con el otro.

No es difícil descubrir nuestro nivel de inteligencia emocional, así como tampoco lo es corregir nuestras falencias si nos lo proponemos. Descubra en qué está fallando con las siguientes claves, reflexione si cuenta con cada una de estas herramientas y trate de tomar acción para complementar lo que le hace falta.

• Siento que puedo controlar el estrés y la angustia bajo condiciones de presión, y logro obtener los resultados que necesito.

• Tengo la facilidad de darme cuenta de lo que sucede con mis emociones y la influencia que ejercen en mi comportamiento.

• Asumo mis emociones de manera responsable y respondo por mis conductas cuando me he dejado llevar por ellas.

• Cuando algo me saca de casillas, logro reponerme fácilmente.

• Reconozco que cuando me he dejado llevar por una emoción, emprendo una acción correctiva. Por ejemplo, pido disculpas si he subido la voz.

• No me dejo inundar por los pensamientos negativos que no me llevan a ninguna parte. No me lleno de recuerdos del pasado que son inoficiosos.

• Puedo detectar y entender las necesidades emocionales de los demás, como cuando me doy cuenta de que el otro está triste o con rabia.

• Actúo con flexibilidad cuando necesito cambiar de rumbo ante una situación.

• Detecto con claridad los estados emocionales de mi pareja sin dejarme contagiar por ellos.

• Si tengo que cambiar de opinión soy capaz de aceptar el cambio.

• Entiendo cuál es la importancia de conocer y evaluar mis propias emociones.

• Estoy en capacidad de interpretar las señales emocionales que me envía mi pareja.

• Si mi pareja u otra persona está triste, soy capaz de entenderla y ayudarla a mirar un nuevo punto de vista.

• Utilizo mi motivación para salir adelante en las crisis.

• Considero que puedo escuchar a los demás.

• Conozco y entiendo mis propios límites y los de mi
pareja.

• Cuando deseo algo puedo posponerlo hasta cuando sea
el momento adecuado.

• Se me facilita orientar a las personas en los momentos de dificultad.

Alimentar nuestro crecimiento emocional es un reto que se construye durante toda la vida y es lo que nos va a llevar a un mundo de experiencias enriquecidas. Apostarle a la Inteligencia Emocional en pareja, no solo beneficia la relación sino que le permite crecer como persona. La vida en pareja sigue siendo una experiencia enriquecedora, disfrútela.