¿Durmiendo sobre los laureles?

Esta afirmación que es muy coloquial ha sido estudiada por muchos especialistas de diferentes áreas del saber y ha sido definida como estar cómodo en el Zona de Confort.

Agosto 1 del 2014

Muchas veces nos hemos preguntado sobre la necesidad de retarnos en las diferentes etapas de la vida. Y no necesariamente es un cuestionamiento solo para adultos; los niños también debemos estimularlos a aprender cosas nuevas, a pesar de estar muy fortalecidos en ciertos conocimientos.

Como adultos a veces nos sentimos en ciertos momentos, como si la vida no avanzara, es como cuando nos sentimos atascados y no necesariamente cuando estamos hablando de crisis. La película puede ser muy clara: inicialmente aprendemos algo y ponemos todo el empeño en volvernos expertos en ese conocimiento. Logramos crear rutinas y hábitos a través de la práctica, lo que nos facilita que empezamos a funcionar en “piloto automático”. Cuando esto se vuelve nuestra manera de funcionar permanente, terminamos haciendo el mínimo de esfuerzo debido a que es ya un hábito muy establecido. Al final es muy fácil que la rutina nos coma vivos y empezamos a perder sentido en lo que hacemos.

Un antídoto para evitar caer en esta comodidad de la zona de confort, es estimularnos para hacer cosas diferentes que nos reten a aprender nuevas cosas y encontremos la posibilidad de usar nuestras potencialidades de manera diferente. Cuando sentimos que usamos nuestras mayores fortalezas nos sentimos nuevamente motivados y realmente vivos. Nuestra auto-estima se refuerza y nos sentimos más fuertes y capacitados para enfrentar nuevas experiencias.

El autor Mihaly Csikszentmihalyi ha investigado a lo largo de todos sus estudios el estado llamado “Flow” o Fluidez. Esta experiencia que se caracteriza por un estado mental de productividad, en el cual la persona realmente queda enganchada y completamente absorta en lo que hace. Se siente plenamente comprometida, enfocada, energizada y con plena satisfacción en lo que desarrolla. La persona queda tan integrada a la actividad que pierde toda noción de tiempo. Para lograr este estado es necesario que la persona sienta pasión por lo que hace, tenga la posibilidad de usar sus fortalezas, conocimiento y experiencias y que la actividad sea lo suficientemente retadora para que sea estimulante.

Aprender algo nuevo enriquece a la persona ya sea en lo estrictamente laboral y profesional o por otro lado si aprende algo completamente distinto como un nuevo deporte o hobbie, se va a enriquecer en lo personal. Si miramos desde el punto de vista del cerebro, cuando aprendemos algo nuevo, estamos creando nuevas redes neuronales que hacen que estemos más capacitados para enfrentar los nuevos retos.

Desde el punto de vista del aprendizaje, nos volvemos más competitivos en cuanto a lo cognitivo, es decir, estimulamos más habilidades que nos van a facilitar nuevos aprendizajes futuros. En lo profesional nos vamos a convertir en personas más competitivas y enriquecidas.

Podemos salirnos también de la zona de confort cuando por ejemplo en el trabajo nos ponemos retos nuevos y esto no necesariamente implica que debamos cambiar de puesto o de organización. El compromiso y la responsabilidad para salirse de la zona de confort, es netamente personal y no es necesario esperar a que las condiciones cambiantes del mundo laboral nos atropellen y nos lleven a situaciones de stress inmanejable por no estar competitivamente preparados o enriquecidos.

Entre más retos realistas nos pongamos, más fácil se va a volver el proceso y más flexibilidad vamos adquirir en este recorrido de crecimiento. La mejores estrategias para ponernos retos adecuados:

1. Definir objetivos realistas y en términos positivos.

2. Estructurar una serie de pasos progresivos para cada uno de los anteriores.

3. Aclarar los recursos y las habilidades con las que cuenta.

4. Si no cuenta con algún conocimiento necesario, busque la manera de aprender y subsanar esta falencia.

5. Encontrar el significado que le apasiona para mantenerse perseverante en el camino y “no morir en el intento”.

6. Definir una red de apoyo o motivación para los momentos de dificultad, ya sea en lo profesional o en lo personal.

7. Haga una lista de los logros progresivos que va obteniendo.

8. Reforzar cada uno de sus logros.

9. Buscar mecanismos positivos de feedback.

10. Disfrute cada momento de su proceso.

11. Si tiene algún momento de crisis retómelo como un momento de aprendizaje y reestructure lo que necesita para su éxito.