Creando estrategias de entrenamiento

Las empresas son concientes de la necesidad de generar oportunidades de aprendizaje a través de los programas de entrenamiento. Satisfacer las necesidades de Curiosidad, Actividad y Autonomía son necesarias para el éxito del proceso de aprendizaje.

María Fernanda González M
Psicóloga Consultante EFICIENTE-MENTE.

Existen tres preguntas básicas para tener en cuenta cuando se está organizando cualquier actividad que implique un aprendizaje:

Por que las personas se comportan de la manera que lo hacen?
Porque no hacen las cosas que se les ha dicho que hagan?
Como podría influenciar de la manera más efectiva lo que hacen?
Aparte de las motivaciones relacionadas con los motivos netamente básicos de supervivencia, como son la necesidades de alimentación, agua, protección física, existen otras necesidades más especializadas que orientan el comportamiento en el área de trabajo como son las necesidades de curiosidad, actividad y autonomía.

Las personas requieren de cierta actividad; los seres humanos no podemos hibernar ni ser completamente sedentarios, de hecho cuando el estilo de vida se orienta a esto, nos enfermamos. Mientras que el nivel de actividad puede variar de una persona a otra, la gente generalmente no le gusta sentirse confinada a un pequeño espacio sin hacer nada.
La curiosidad por nuevas experiencias está marcada desde la misma infancia; la actividad exploratoria es lo que nos impulsa a aprender. Generalmente lo complejo luce más atractivo que lo simple. Es importante tener en cuenta el equilibrio entre las habilidades y las exigencias. No tener el suficiente conocimiento para una exigencia muy alta, nos conduce a la ansiedad, mientras que las cosas demasiado fáciles nos llevan al aburrimiento.
Los seres humanos necesitamos sentir cierta dosis de autonomía, es decir saber que contamos con la dosis adecuada de libertad para tomar decisiones y saber que somos apoyados en esto.
Este tipo de necesidades deben ser tomadas en cuenta con respecto al diseño de trabajos en las empresas. Estos principios se aplican en cierta forma en los ambientes de aprendizaje. Trabajos o actividades que terminan siendo muy fáciles, que son repetitivas y sin mayor posibilidad de reto o aprendizaje, terminan convirtiéndose en actividades aburridas y sin mayor sentido.

Cuando los trabajos se caracterizan por actividades que no permiten aplicar una cierta dosis de autonomía, no permiten buscar y crear en cierta medida situaciones que me permitan moverme y sentirme activos, generan en le funcionario sensaciones de aburrimiento, frustración y depresión.

Los trabajos deben ser atractivos e interesantes en la medida que promuevan variedad, autonomía, posibilidad de recibir feedback y sentido en lo que se realiza, saber que se tiene una dosis de importancia en todo el engranaje de la compañía.

Cuando se habla de actividades de entrenamiento pasa igualmente lo mismo. Puede que el facilitador tenga muchas habilidades de comunicación, pero si la programación es pobre y sin mayor significado, es fácil que la audiencia pierda interés y motivación.


Para una buena programación, es necesario tomar en cuenta:

Entender tanto la perspectiva individual y la de la organización.
Estar preparados para encajar los tópicos del trabajo y/o del entrenamiento en un contexto más amplio de la organización.
Entender si los conocimientos están orientados a actividades y retos a nivel individual o a nivel de trabajo en grupo.
Utilizar medidas estandarizadas para obtener resultados específicos sobre los cuales trabajar.
Estar equipado con la cantidad necesaria de soporte científico de las ideas expuestas.
Cuidar la cantidad de información para no inundar la audiencia con demasiados soportes.
Tener en cuenta los diferentes estilos de aprendizaje para que la información sea fácilmente registrada.
Estar preparado con los adecuados mecanismos de seguimiento y coaching una vez se ha terminado el entrenamiento.
Tenga en cuenta el siguiente cuestionamiento cuando esté programando un entrenamiento o aún un simple proceso de cambio:

Pregúntese:


¿Qué quiere?


¿Cómo sabrá lo que ha logrado?

¿Cómo lo sabrá la otra persona?


¿Qué pasará cuando lo haya conseguido?


¿Qué es lo que le impide conseguirlo?


¿Cuándo lo quiere?


¿Qué podría perder obteniéndolo?