El poder de los objetivos
Definitivamente desarrollar la habilidad para definir nuestros propios retos y objetivos no es una habilidad para usar en la programación semestral de nuestro esquema de trabajo, sino más bien una forma de estructurar directrices para nuestro propio actuar. Se ha demostrado que los objetivos permiten desarrollar un mapa de ruta que da claridad a lo que se quiere lograr y es una forma de supervisar los avances que vamos haciendo. Es igualmente un impulsador de la autoestima.
María Fernanda González M
Psicóloga Consultora EFICIENTE-MENTE.
Tener la capacidad de plantearse objetivos o retos es una estrategia que no solo se requiere cuando estamos hablando de hacer la programación semestral de nuestra área de trabajo. Es importante que como personas tengamos claros cuales son las directrices que nos van dando orientación, sentido y congruencia a lo que hacemos.
Si miramos el transcurrir del día en muchos momentos tenemos lineamientos que están inmersos en las cosas que decidimos hacer en cada momento; es un proceso muchas veces inconciente en el que vamos decidiendo que vamos a hacer. Si volvemos este proceso conciente vamos a potenciar lo beneficios de tener dirección a nuestras decisiones. Si tenemos establecido hacia donde nos vamos a dirigir, es más fácil organizar los recursos, las necesidades, las oportunidades para ir hacia el punto A y no al B o perdernos en el intento.
Los objetivos que logran estar bien establecidos y definidos son los que van a dar la orientación para tomar las acciones a seguir hacia la consecución de los mismos. Los objetivos para que sean efectivos requieren que tengan las siguientes características:
Deben quedar definidos de manera específica y retadora.
Su orientación debe ser hacia lo positivo y atractivo de manera que sean auto-motivantes.
Estar fundamentados en los valores personales y por lo tanto congruentes.
Su base debe ser intrínseca y no extrínseca de manera que estén bajo el control personal.
El objetivo debe ser personal y orientado al crecimiento.
Tener una estructura que permita medir los avances para así tener retroalimentación.
Preferiblemente definidos y escritos en algún tipo de documento personal.
Establecidos de tal manera que pueden ser medibles y realmente posibles de llevar a cabo.
Estar en la capacidad de depender de la persona que los estructura.
Que estimulen las mejores capacidades de la persona que los define de tal manera que entre en un estado de completa inmersión en el desarrollo de sus tareas.
Lograr el sentido de independencia e interacción con el entorno.
Estar en la capacidad de lograr plena conciencia, reflexión y autoanálisis en el desarrollo de los objetivos.
Que al ser estructurados generen una actitud optimista y realista en su consecución.
Le permitan crecer en su experiencia y aporten a su autoestima.
Cuando esté pensando en la estructuración de sus objetivos netamente laborales se va a dar cuenta que al tener claros los objetivos y su propósito va a encontrar los siguientes beneficios:
Motivación.
Incremento en le desempeño, esfuerzo y eficacia
Autovaloración
Mayor entendimiento de la organización.
Bienestar psicológico y físico.
Satisfacción con su trabajo.
Incremento de la felicidad.
Confianza en su líder y sus propios compañeros.
Creación de una inteligencia colectiva.
Actitudes constructivas.
Soporte en las motivaciones intrínsecas.
Sentido de pertenencia y trascendencia.